Cómo afecta la humedad y otros factores climáticos a los dolores musculares y articulares.
AnálisisEn este escrito me atrevo a salir drásticamente de mi área de conocimiento, pero me arriesgo a hacerlo por si puede ser útil a alguien.
Aparentemente nuestros veranos son cada vez más largos y más calurosos y la humedad atmosférica elevada a menudo se une con ese calor.
A lo largo de este largo, tórrido y húmedo verano del 2021, una respuesta demasiado frecuente de mis pacientes a una pregunta básica. ¿Cómo se encuentra usted? pues, mal Dr., tengo dolores por todas partes y me canso.
Desde Hipócrates es conocido que los cambios del tiempo se relacionan muy notablemente con el estado físico. En nuestras islas y concretamente en Gran Canaria tener una humedad ambiental de un 73%, es ya habitual.
Esto contrasta con otras regiones de España como Madrid donde la humedad suele estar en torno a un 50%.
No es raro que una persona acostumbrada a vivir en Canarias, con artritis u otros cuadros dolorosos como la controvertida fibromialgia, sienta cómo sus síntomas mejoran tras pasar una semana en Madrid u otro clima seco. Como curiosidad en referencia a nuestro clima y la humedad elevada a la que estamos sometidos, en un polo casi opuesto está Teherán la capital de Irán, donde la humedad media está en torno al 15%. Allí las farmacias rebosan de crema para los labios que se cuartean nada más pisar la calle. Esto nos da una idea de la diversidad climática en zonas ampliamente habitadas, cada una con sus ventajas e inconvenientes.
La relación entre humedad ambiental elevada, dolor articular y muscular, cansancio y malestar generalizado, se conoce desde siempre. También es conocido que hay personas especialmente sensibles a los cambios de tiempo. Este fenómeno se llama meteorosensibilidad y algunos estudios parecen mostrar que por razones no bien conocidas, probablemente genéticas, los españoles somos especialmente sensibles a estos cambios.
Mientras que la humedad en sí puede ser molesta, puede ser aún peor para aquellos con dolor de espalda y artritis.
Cómo afecta la Humedad y la Presión al Cuerpo.
Nuestras articulaciones contienen receptores nerviosos sensoriales llamados barorreceptores, que responden a los cambios de presión atmosférica. Cuando el clima cambia, la presión del aire cambia, y el cuerpo responde. Por ejemplo, cuando el clima es lluvioso o húmedo, la presión barométrica cae, haciendo que nuestros tendones, ligamentos y músculos se expandan. Además los barorreceptores de nuestro cuerpo responden, ayudando al sistema nervioso central a regular la resistencia de los vasos sanguíneos y las contracciones del corazón.
En consecuencia, en aquellos que ya tienen dolor muscular o articular, la expansión de los músculos, tendones y ligamentos puede irritar las áreas ya sensibles.
Aunque la sensibilidad a la humedad en el ser humano es compleja, podemos percibirla indirectamente quizás a través de termorreceptores y receptores mecánicos de nuestra piel, a diferencia de los animales inferiores que poseen receptores específicos higroscópicos (en insectos y otros animales la percepción de la humedad es crítica para su supervivencia). Los altos niveles de humedad producen cambios a nivel de músculo tendinoso. También pueden incrementar la viscosidad de la sangre, aumentando la presión en los vasos sanguíneos. Esto fuerza al corazón a trabajar más intensamente para bombear la sangre por todo el cuerpo, incrementándose la sensación de fatiga.
Los climas cálidos y húmedos como los de la costa del Golfo, el Caribe y partes de América Latina y cada vez más el nuestro, también causan sudoración excesiva, lo que puede ser problemático.
Nuestros cuerpos producen sudor para mantenernos frescos, pero es sólo cuando el sudor se evapora que nuestros cuerpos se enfrían. Cuando ya hay un alto nivel de humedad en el aire, es difícil que el aire absorba la humedad de nuestra piel. Esto puede conducir eventualmente a una pérdida de líquido corporal y a la deshidratación. El cartílago articular y los discos en nuestra columna tienen alto contenido de agua, y la deshidratación puede disminuir la concentración de líquido, exacerbando cualquier síntoma de la artritis que pueda estar presente.
Aliviar los Efectos de la Humedad.
El traslado a un clima más seco reduciría el dolor para aquellos que sufren de artritis, pero ningún clima le impedirá tener artritis. Hay sin embargo, maneras de ayudar a combatir los efectos de la humedad sin llegar a tales medidas drásticas.
Probablemente usted ha escuchado esto varias veces antes, pero vale la pena repetir: beba mucha agua. Necesita mantener su cuerpo hidratado, especialmente si piensa pasar mucho tiempo fuera. Intente beber 1-2 vasos de agua por cada hora que esté fuera. Esto le ayudará a restaurar sus niveles de líquido y reducir la pérdida de agua.
También puede aprovechar el clima cálido en estas áreas y nadar. La natación es una gran forma de terapia para el dolor de articulaciones o espalda. Incluso podría considerar unirse a un programa de terapia de agua. Si usted tiene dolor de espalda o la columna, andar en bicicleta es también una buena forma de ejercicio de bajo impacto que es fácil para la espalda. Cuando no hace ejercicio, una almohadilla de calefacción también puede ayudar a aliviar las articulaciones y el dolor muscular.
Y finalmente, y casi lo que me impulsó a escribir este artículo, no está de más probar un deshumidificador o aire acondicionado en el dormitorio, poniéndolo un par de horas antes de ir a dormir para conseguir una humedad en la habitación en torno al 50%. No debe conectarse durante el sueño, pues una excesiva sequedad puede afectar negativamente a nuestras mucosas.
Animo a probarlo, aunque no sea un remedio universal, a algunos sufrientes puede ayudarles a mitigar el dolor muscular y tendinoso.